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domingo, 2 de abril de 2017

Llevar los equipos de Atención Temprana al centro escolar


Puedes diseñar y crear, y construir el lugar más maravilloso del mundo, pero se necesita gente para hacer el sueño realidad”. Walt Disney

Por una Atención Temprana centrada en la familia y centrada en el colegio.
Por una Atención Temprana centrada en la familia y en el colegio
¿Dónde se quedan todas las leyes, cursos de formación y charlas sobre la inclusión y la atención a los niños con necesidades educativas especiales en su aplicación real en los colegios?

La belleza de las palabras y los deseos en PowerPoint sobre la escuela inclusiva y sobre los roles colaborativos son papel mojado. Las intenciones se quedan escritas en muchos papeles, mientras las escuelas no tienen ni espacios físicos con el material imprescindible ni a las personas necesarias para hacer efectiva la integración real con las intervenciones esenciales.  Hemos de cambiar la vida de las escuelas que quieren ser inclusivas. Tanto documento normativo y de buenas prácticas y luego cuán lejos queda todo en el día a día de las escuelas. 

El mejor entorno para intervenir es el colegio, es junto a la intervención en el hogar el de mayor eficacia, porque es un contexto natural lleno de horas y horas de relación, y por lo tanto facilita el mantenimiento de los logros o por el contrario su cronificación. 

domingo, 30 de noviembre de 2014

Entrevista a Elena Herrán

En el próximo número de la revista Cuadernos de Psicomotricidad sale publicada la entrevista que realicé a la doctora e investigadora Elena Herrán en la Universidad del País Vasco UPV/EHU.

Es una entrevista larga, en la que se repasan las dificultades de la formación, las actitudes, las emociones y las necesidades de una buena observación en psicomotricidad.

Os pongo el enlace para que podáis leerla:

 http://www.cuadernosdepsicomotricidad.es/index.php/es/date/2014/11.html

jueves, 12 de julio de 2012

Proyecto Mantangorri, de la asociación BIDEGINTZA (Bilbao)

Siempre he tenido a la Psicomotricidad Educativa como la más importante actividad escolar para el bienestar de los niños. Cuando ya nos llegan a terapia por multitud de problemas emocionales pienso que por el camino el conjunto de la sociedad no ha podido dar soporte a las necesidades de estos niños.

Es por eso que la Psicomotricidad Educativa y Preventiva es para mi la niña de mis ojos y los psicomotricistas educativos uno de los elementos más importantes dentro de la escuela.

Hoy en día aunque en muchos colegios se ha incorporado la Psicomotricidad Aucouturier dentro de las clases o en forma de clases extraescolares quiero hablaros también de la existencia de iniciativas que van dirigidas a una Psicomotricidad de orientación más social, dirigida a ayudar a aquellos niños que quizás tienen entornos sociales más difíciles.

Yo quiero dar todo mi apoyo a la Asociación Bidegintza y en especial a un proyecto de psicomotricidad que tienen en marcha desde el año 2009 y  que se desarrolla en el centro educativo Ángeles Custodios de Bilbao.

Como responsables de esta maravillosa iniciativa están dos excelentes personas a las que admiro profundamente y que siempre han estado muy comprometidas con la infancia: Bego y Azucena, llevan sesiones con niños y niñas de entre 2 y 8 años, que viven con una realidad importante de vulnerabilidad y situación de exclusión. 

A lo largo de todo este tiempo más de 230 niños y niñas se han beneficiado del trabajo realizado por este proyecto y que se ha extendido a compañeros, familias, profesorado y la comunidad escolar en su conjunto. 

El objetivo de este proyecto es  aportar mediante la Psicomotricidad un mejor desarrollo de los niños y niñas en la construcción de su persona, de la imagen de sí mismos, de la autoestima, en la relación con sus iguales y en la resolución de conflictos, ayudar en el avance de sus dificultades y  en la apertura a la creatividad.


El proyecto va evolucionando y quieren seguir caminando, construyendo y contribuyendo a la realidad del distrito de la ciudad.  Para ello necesitan seguir trabajando con los grupos de aula, en pequeños grupos con los que tienen alguna dificultad, posibilitando también extraescolares, orientando al profesorado y en un espacio compartido entre padres, madres e hijos e hijas.

El proyecto empezó con mucha voluntad, gracias a una aportación de los trabajadores de DHL, luego al programa GizaLan, y este último curso, junto con Stela Maris, gracias a la Obra Social de BBK. 

En esta época de crisis y recortes todo se hace más difícil y para llevarlo a cabo se ha pedido a la Obra Social BBK financiación y en abril se presentarón a la VII edición del FONDO IKEA COLABORA.


Por fortuna, este proyecto ha sido seleccionado, junto con otros dos, entre más de 400 de toda España, y son los trabajadores de Ikea y los socios de IKEA FAMILY quienes votan el proyecto.

El fondo permitiría tener dos personas durante dos años para realizar parte del proyecto global.

Es por eso que hacemos la siguiente petición:
  1. Pediros vuestro voto en la Web para este proyecto.  http://www.familyweb.es/fondoColabora2012.php
  2. Pediros que difundáis entre vuestras amistades y contactos este mensaje con la misma petición.
Necesitamos de vuestra colaboración para hacer posible la continuidad de este proyecto.

COMO VOTAR EN LA WEB DE IKEA FAMILY AL FONDO IKEA COLABORA
Situación 1
Soy socio de Ikea Family y tengo mi contraseña de acceso a la web family ikea:
1. http://www.familyweb.es/fondoColabora2012votar.php?voto=1
2. completar tu mail o número de tarjeta y tu contraseña
3. VOTAR
4. GRACIAS!

Situación 2
Soy socio de Ikea Family y NO tengo mi contraseña de acceso a la web family ikea:
1. Registrarse en 
2. http://www.familyweb.es/register_member.php
3. completar el número de la tarjeta de ikea family
4. recibirás un mail en la cuenta que diste, y que te recuerda cúal era, con la 
contraseña
5. http://www.familyweb.es/fondoColabora2012votar.php?voto=1
6. completar tu mail o número de tarjeta y tu contraseña
7. VOTAR
8. GRACIAS!

Situación 3
NO soy socio de Ikea Family
1. Darse de alta como socio
2. http://www.familyweb.es/register_not_member.php
3. completar tu mail
4. seguir los pasos
5. completar los datos que se solicitan (nombre, apellido, contraseña que quieres 
tener para ikea family, tlfno y dirección postal
6. confirmar la suscripción a través del link en el mail de Ikea que recibirás.
7. completar tu mail o número de tarjeta y tu contraseña
8. http://www.familyweb.es/fondoColabora2012votar.php?voto=1
9. VOTAR
10. GRACIAS!

Página Web de Bidegintza: http://www.bidegintza.org/

Ánimo para los verdaderos héroes anónimos que tratan de mejorar el mundo.

Un abrazo y todo mi cariño y apoyo.

Javi


jueves, 3 de noviembre de 2011

Charla de Myrtha Chokler (con vídeo)


Actualización. Ya disponible el vídeo de la conferencia:


 
 

 
2 parte Myrtha Chokler, Motricidad espontánea... por Psicomagister

Mañana viernes 4 de noviembre la Doctora  Myrtha Chokler estará con nosotros de 11:30 a 13:00 en la sala de conferencias de la Biblioteca Central de la Universidad del País Vasco. Leioa 

La charla tiene el título de: "La motricidad espontánea en la infancia".

Mirtha tiene un enorme currículo y aquí pongo sólo algunas de sus capacitaciones:  
  • Doctora en Psicología  y Doctora en Fonoaudiología.
  • Especialización en Psicomotricidad en la Facultad de Medicina de París (Pitié -Salpetrière)
  • Licenciada en Psicomotricidad Educativa, Facultad de Educación Elemental y Especial, Universidad Nacional de Cuyo.
  • Dirige la Carrera de Posgrado de Especialización en Desarrollo Infantil Temprano de la Universidad Nacional de Cuyo
  • Jefa Técnica del Área de Atención Temprana del Desarrollo Infantil de la Dirección General de Escuelas, Dirección de Educación Especial de la Provincia de Buenos Aires. 




lunes, 3 de octubre de 2011

La transformación de la persona en psicomotricista: la formación personal


“La vida es un constante proceso, una continua transformación en el tiempo, un nacer, morir y renacer”.  Hermann Keyserling 

Cuando nos empezamos a formar en la Práctica Psicomotriz iniciamos un camino que conlleva la modificación permanente en la manera de percibir y sentir a los niños, a los adultos y a nosotros mismos. Aucouturier ya nos decía que la formación personal tiende al cambio de la persona y André Lapierre que sólo se puede intervenir eficazmente y sin riesgos sobre la personalidad del niño habiéndose explorado anteriormente a sí mismo. 

Este proceso exploratorio no tiene vuelta atrás e implica unos beneficios y también ciertos problemas que hay que saber ir solucionando gracias al soporte de los formadores y otros psicomotricistas con los que durante este camino estrechamos lazos.

La relación de acompañamiento simbólico entre el psicomotricista y los niños sabemos que favorece la expresión de los fantasmas, los miedos y los sentimientos de ambos pues el juego es la expresión primaria del inconsciente.  Por eso se trabaja de forma especial estas cuestiones en la formación personal. 

En la sala de psicomotricidad llevar a cabo acciones aunque sean simbólicamente nos obliga a enfrentar el deseo, la angustia y el miedo y a sentir esas cargas emocionales. Todas esas acciones simbólicas provocan un cambio en la mente a la vez que avanza una modificación en el sistema nervioso y neuronal del psicomotricista en formación. 

El trabajo personal introspectivo de lo sentido y en relación corporal con los demás es un trabajo muy especial ya que potencia las capacidades empáticas y de observación atenta de las más mínimas expresiones emocionales del otro a través del cuerpo y sus producciones. Esta escucha atenta provoca que se produzca con mayor facilidad una imitación inconsciente de las posturas y expresiones faciales.  Gracias a este mecanismo fisiológico y mental, y si funciona bien, entendemos con facilidad como se sienten las personas. 

Digamos que existe una sincronía instintiva y genética de los estados afectivos y por lo tanto del sistema nervioso autónomo propio con el de los demás.  La neurociencia dice que cuando las personas copian la postura emocional de los otros somos más propensos a compartir los mismos sentimientos. Si alguno quiere hacer la prueba de cómo nos influimos corporalmente los unos a los otros le propongo que observe como al estar con otras personas nos acompasamos en los ritmos y posturas. Por ejemplo: con la respiración, el ritmo del paso al andar, el nerviosismo, el estado de alerta, las expresiones faciales, la risa, con el bostezo… 

Traduciendo: el eco postural y las emociones son muy contagiosas y nos influyen aunque no queramos y los psicomotricistas somos profesionales que trabajamos especialmente con las emociones. No conozco otra profesión en la que se necesiten tanto estas capacidades tan desarrolladas, quizás tan solo se acerquen los psicoterapeutas.

Por esto, el impacto en la estructura de la personalidad es notable; y existe debido al entrenamiento corporal en sentirse y sentir a los otros, cierta fragilización personal en consonancia con la mayor capacidad adquirida de sintonizarse emocionalmente con la emoción del otro. El otro ahora se nos presenta distinto, nos atraviesa y nos lleva a acercarnos a él. En definitiva, nos transforma porque hemos aprendido a ser maleables, dúctiles y sintonizarnos en sus necesidades más básicas afectivas. A esto hay que sumarle nuestro estilo de apego y el de los otros que también asoma por estas nuevas formas de relación para intentar acoplarse. Todo resuena por estar con el otro en búsqueda de sintonía y reparación.

Con la educación sistemática de la atención plena en la participación afectiva el cerebro se especializa en buscar e intentar adivinar los sentimientos de los demás para ajustarse empáticamente y así proporcionar una base compartida y compresiva de las necesidades de los otros. Todas las cualidades naturales de empatía que ya tenemos de nuestra historia personal y educativa, previas a la formación en psicomotricidad, son fuertemente multiplicadas al convertirnos en profesionales de la atención sutil y consciente.

En este proceso instructivo se vivencian tantas emociones que para muchos supone el replanteamiento de su pasado y de su futuro.  Al verse con cierta perspectiva dentro y fuera de las sensaciones y poder sentir en los ejercicios prácticos quienes son, cuál es su forma de relación actual con sus semejantes, y cuál fue su historia de niños, sus conflictos infantiles, los sentimientos de culpa no resueltos, los deseos insatisfechos o prohibidos, las tensiones agresivas, la sexualidad, la seducción, los celos, las emociones reprimidas, las resistencias, las proyecciones, las pulsiones, los mecanismos de defensa, malestares, tensiones, el amor y el odio…

Ante todo esto surge lo inevitable: un conjunto de fases de ajuste, de etapas de maduración psicológica y asimilación, que se dilatan en el tiempo y del que no somos conscientes hasta que pasa un tiempo, a veces años. El psicomotricista necesita tener un cuerpo que diferencia las sensaciones propioceptivas de las que vienen de fuera y de una estructura mental analizada porque nuestra historia previa está ahí, con nosotros, interfiriendo en nuestra vida afectiva y relacional.

En este camino que han elegido aquellos que quieren ser psicomotricistas hay personas que a medida que ven, oyen y sienten se cuestionan tantas cosas que abandonan la formación por miedo a la fragilidad, otras que cambian el rumbo de sus vidas y otras que ahondan en el porqué de sus emociones y vidas provocando rupturas o mayor acercamiento a sus parejas sentimentales. 

Cada cual necesitará su tiempo y su distancia, su estar consigo mismo para recomponerse, aceptar la fragilidad, equilibrarse y encarar las nuevas capacidades de ver y emocionarse que tienen sus nuevos ojos y sus nuevos cuerpos sensibles… 

Con la formación en Práctica Psicomotriz ya nada es como antes, nace una nueva persona sensitiva, delicada y preparada para atender a los demás. Pero también conlleva un lado a cuidar y es que al ser más fácilmente contagiado por los sentimientos de los otros es más fácil caer en el síndrome del “quemado” personal y profesional.  Además todos los días al enfrentar nuestro trabajo llevamos muy alto nuestra empatía y ajuste tónico a los niños y pacientes.

Absorbemos los sentimientos de los niños y sus dificultades, así como los problemas de sus padres y familiares, sumamos los nuestros, etc. Por lo tanto, es necesario saber modular la empatía a un nivel seguro para no perjudicar nuestra salud. Tenemos que ser capaces de expresar una emoción positiva a los otros a la vez que neutralizamos las emociones negativas de ellos. Y aquí está el problema. Como hemos explicado antes a pesar del entrenamiento en filtrar y poner la empatía a nuestro servicio esta conexión se puede saltar todos los filtros y afectarnos inconscientemente.  

Shindul-Rothschild dice que el 14% de los profesionales de la salud mental que trabajan con víctimas de trauma manifiestan niveles de estrés traumático similares a los experimentados por las víctimas de TEPT. Debemos tener claro que al trabajar con individuos muy estresados o con problemas se es muy vulnerable al aumento de la activación de nuestro sistema nervioso autónomo y de las narrativas no integradas.  Por lo tanto, el ser consciente en el aquí y en el ahora de nuestras sensaciones corporales, así como el de disponer de una red social de apoyo a nivel familiar y profesional  es vital para intentar protegernos.

Es comprensible que una vez que uno es traspasado con esta formación tan distinta a las demás se pregunta cómo es posible que no nos enseñaran esta forma de trabajar con los niños y con las personas en la universidad a la que fuimos y que nos tenía que preparar para trabajar con la diversidad y la inclusión.
  
Y entonces nos preguntamos por el sentido de todas esas horas estudiando teoría psicológica para estar “mejor preparados” ante las dificultades de aprendizaje y relación. Pero lo cierto es que ahora con lo que sabemos nos resulta difícil la forma de trabajar de nuestros compañeros “tradicionales” y la de otros profesionales de la educación y la psicología pues ellos no están tan afinados para la relación como aquellos que nos formamos específicamente en ello.

Gallese, Ferrari y Umilta (2002) lo resumen muy bien en esta frase:
“La empatía se basa profundamente en la experiencia que mi cuerpo ha vivido, y es esta experiencia la que nos permite reconocer directamente a los otros, no como cuerpos dotados de una mente, sino como personas idénticas a nosotros”. 

jueves, 4 de marzo de 2010

Objetos, cuerpo, sensaciones y carácter


"No somos sólo cuerpo, o sólo espíritu, somos cuerpo y espíritu a la vez". George Sand (1804-1876)


Este post  va de como condicionan e incluso configuran, los objetos y las sensaciones corporales asociadas, nuestro estado emocional y con el tiempo hasta nuestro carácter.

En todo momento  el estado del cuerpo tiene que imbricarse con los procesos cognitivos y con el ambiente.  Lo interesante es lo que emerge de esta fusión.

El experimento de Harry Harlow con monos sobre el apego es un gran ilustrador de la importancia de los objetos, del cuerpo y de las situaciones para configurar seguridad y por lo tanto como estas situaciones prolongadas y repetidas pueden influir en la futura personalidad.

Recordemos que Harlow ideo un experimento donde las crías de monos  Rhesus elegían para refugiarse a muñecas revestidas de un trapo suave en vez de muñecas hechas con fríos alambres aunque sólo estas les alimentaban a través de un biberón.

Lo que probó es la necesidad del contacto corporal y las sensaciones más allá de tener el alimento asegurado. Vamos que no basta con que  las personas estén “bien atendidas”, se necesitan más cosas que un techo, la comida y una paga.

Detengámonos un poco con la piel, que es como una extensión del sistema nervioso. Nuestra piel establece relaciones desde el Yo a lo que no es Yo. Se convierte entonces en un traje a medida que tiene que encajar con el mundo y que como límite corporal delimita e interviene constantemente en nuestro psiquismo. La piel es nuestra carta de presentación y la limpio, la visto, la doy cremas, la pinto, tatuó, o la oscurezco tomando el Sol.

Sí, pero aparte de todo ese hecho manipulativo íntimo o social, las sensaciones, los estímulos que llegan a la piel provocan emociones. La piel se siente. Un  ejemplo sencillo, según las situaciones, un objeto o incluso una habitación caliente o fría  provocan una sensación de bienestar o malestar. Y  este hecho es fundamental pues deviene antes que el pensamiento consciente o la realización de justificaciones cerebrales.

Está claro que nuestro estado emocional puede influir en nuestras elecciones, y al revés, los objetos inducir un estado de ánimo determinado. Pero hay algo que no deja de suceder y es que no se puede dejar de sentir, de recibir información propioceptiva: de músculos, tendones,  articulaciones, del sistema del equilibrio, del tono; y de la piel…

Es por eso que la experiencia corpórea está provocando la interpretación de lo que te sucede a cada  momento. Cuando lees estas líneas. El cerebro evalúa la situación de tu cuerpo en el espacio y las sensaciones que le llegan de los órganos y de los sentidos. ¿Se puede mantener la atención de la misma forma cuando se está cómodamente sentado que cuando uno está incómodo y con un equilibrio precario?

Voy más allá: ¿se puede sentir lo mismo, sentir las mismas emociones en intensidad y duración si uno no tiene la disposición corporal adecuada? ¿Cómo varían nuestras emociones al variar nuestras posturas? Sentado, de pie, tumbado, en posición fetal, estirándose, quieto, moviéndose, andando, corriendo, girando, haciendo el pino, respirando profunda y relajadamente.  Y si hacemos lo anterior cerrando los ojos y tapándonos los oídos,…

¿Se puede mantener el sentimiento de tristeza haciendo el pino? ¿Bailando?

Pongamos ejemplos de la vida cotidiana "en movimiento": solemos decir a las personas que se sienten cuando les vamos a comunicar una mala noticia. Cuando vemos a alguien muy contento quizás esté dando botes de alegría. Y a aquel que anda cabizbajo inferimos de él que está deprimido. Es curioso como nuestro cuerpo es el referente primordial y por eso nos referimos a él continuamente y entonces aquel que nos fastidia es como “un dolor de muelas” y con sólo pensar en él “me duele la cabeza”,…

Os habéis fijado que cuando viajamos en un coche muy potente, sentados en unos asientos envolventes, nos sentimos poderosos porque la aceleración que nos empuja contra el respaldo nos transmite una sensación que interpretamos como de fuerza. Esto es porque el auto nos responde y el sistema vestibular funciona. Lo mismo pasa cuando es el cuerpo entero el que nos responde con prontitud y adecuación al movimiento, entonces nos sentimos fuertes y con autoestima. Es el dominio corporal interactuando con el mundo lo que funda la seguridad en nosotros mismos. Hay otras muchas sensaciones... como cuando nos vestimos con ropa amplia y nos sentimos cómodos y libres.

Pienso que a través de estos ejemplos muchas veces lo sensitivo es más poderoso que lo cognitivo. Lo racional tan solo trata de dar lógica a lo sentido. E incluso se busca una sensación en el cuerpo cuando reflexionamos. Es como un barrido que busca pruebas en el medio interno o externo para confirmar lo pensado. Lo “presentía” o lo intuía solemos decir.

A donde quiero ir es anterior a lo consciente, es a esa transición que va de lo inconsciente al momento que se percibe por la conciencia. Al darse cuenta como un todo orgánico y que es básico en el sentimiento de conexión, pues ser entendidos corporalmente es sanador y cuando a alguien le cogen la mano, le abrazan, le acarician o le tocan mientras le miran, entonces surge algo que centra sus sentidos en sí mismo y en el otro. Aparece una mismidad, una sensación que aumenta la conciencia de existir y que ata a la vida. Lo corporal bajo este punto de vista es fundamental para hacer terapia pues las sensaciones corporales son lo que nos permite tener una identidad nítida y comunicarnos a nivel profundo.

Si uno entiende la gran importancia de las experiencias sensacionales tiene especial cuidado por los detalles. Por ejemplo, una cosa tan simple como el estilo de cómo se cierra una puerta: con suavidad o de un portazo, deja una sensación en quien lo percibe de enfado o de tranquilidad. Si uno no da la mano con el tono adecuado, digamos muy flojo o muy fuerte. Entonces produce determinadas opiniones de confianza o desconfianza. Si caminamos juntos y uno se adelanta porque lleva otro ritmo le espetamos: ¿a dónde vas? Y si se atrasa: ¿no venías conmigo? Esto es porque hablamos con el cuerpo, desde el cuerpo y pensamos gracias a él.

Como veis desde este punto de vista toda acción es corporal y sensacional y en nuestras manos queda tener en cuenta nuestros actos y nuestros cuerpos porque sólo así podemos crear un ambiente psíquico-corporal acogedor para nuestros pacientes o nuestros seres queridos. No hay mente y cuerpo, el cerebro es sólo otro órgano indisociable del cuerpo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Subjetividad e integración


"Si me hubieran hecho objeto sería objetivo, pero me hicieron sujeto". (José Bergamín)
La subjetividad y la integración deben ser los elementos que ha de manejar un psicomotricista en sus sesiones. Por eso las actividades guiadas o los circuitos de obstáculos que vemos en las clases de psicomotricidad tradicionales de muchos colegios no nos interesan especialmente. Son entrenamientos robotizados y eficaces muscularmente, interesantes y necesarios en muchos casos, pero no especialmente integrativos.
¿Por qué digo esto? Pues porque la necesidad del niño o de la persona atendida (en psicomotricidad de ayuda) de ser el mismo se subraya y se apoya con la actividad libre que realizan dentro del espacio psicomotor.
El equilibrio psíquico y físico se desarrolla en nuestras aulas o gabinetes de psicomotricidad esencialmente porque la psicomotricidad relacional alienta a que las personas elaboren continuamente la historia de lo que les ha pasado o que les va pasando y articulando las sensaciones vinculadas para que lleguen con el tiempo a “in-corporarse” en su ser, formando un todo unificado y así conformar una personalidad más equilibrada y coherente.
Los mimbres de nuestra subjetividad se entrelazan con lo que nos sucede y en nuestras vivencias nos suelen ocurrir muchas cosas. ¿Se han preguntado cuántas cosas les suceden en un día a los niños?
Por ejemplo, que su madre o cuidador les hable con ternura o con dureza, que un amigo les trate con indiferencia o por el contrario les abrace con alegría. Quizás noten el desprecio en la mirada de alguien o su cordialidad,… ¡Cuanta gestualidad reciben! Y, ¿cómo digieren todo esto?
Sin quererlo al vivir todos estamos introyectando la expresividad del otro con y en nuestra subjetividad. La realidad es que nos transformamos los unos con los otros por eso es tan importante el contexto ecológico donde vive el niño o el adulto, o donde estudia o juega.
Para mí es curioso ver que en todos los colegios existan aulas de psicomotricidad pero insuficientemente utilizadas. Nos quedamos como mucho en un espacio para realizar ejercicios gimnásticos dirigidos o para que los niños jueguen a su aire.
Esto es una gran pérdida de recursos. El marco que engloba una clase de psicomotricidad Aucouturier o relacional no tiene nada que ver con hacer muchas de estas actividades propuestas por el profesor o de abandonarlos a su aire en el gimnasio para que no se pasen todo el día en la clase. Lo interesante de las aulas de psicomotricidad es que estén abiertas para las necesidades de los niños.
Esas aulas deberían estar abiertas en todo momento para acoger a niños grupal o individualmente a lo largo de todo el horario escolar porque la urgencia, las crisis y el poder de las situaciones no entienden de horarios. Que mejor lugar para tratar a niños con dificultades emocionales, conductuales o psicofísicas que las aulas de psicomotricidad debidamente preparadas y con psicomotricistas formados para ayudar a estos niños.
Por el contrario las universidades se afanan en enseñar a los futuros maestros a realizar unidades didácticas cuando lo que deberían hacer es enseñar a respetar los procesos madurativos y dejarles espacio a los niños para vivirse con placer. De que nos sirve después diagnosticar con test y pruebas estandarizadas, o paliar los déficit con múltiples clases de refuerzos y logopedas sino hemos creado anteriormente y para el futuro el ecosistema protector y terapéutico que ayude a la maduración de estos niños.
Hay que desterrar mitos y creencias erróneas: En guarderías y educación infantil el fin no es socializar o enseñar sino acompañar al niño en su desarrollo integral.

viernes, 2 de enero de 2009

Psicomotricidad y familia


"Cada familia debe ser una escuela donde los padres y los hijos puedan reflexionar y aprender juntos". (Anónimo)
En la psicomotricidad educativa y terapéutica trabajamos con niños, con su ser y con sus posibilidades.  Desde nuestra posición profesional tratamos de favorecer cambios en las emociones y en sus dificultades.
Pero los niños no lo olvidemos,  forman parte de contextos particulares  y allí es donde ponen a prueba sus capacidades y expresan sus afectos siendo favorecidos por el clima adecuado o por el contrario dañados o marcados por unos contextos más o menos disfuncionales o patológicos para su crecimiento psicológico.
Quiero aclarar que un contexto patológico o disfuncional no tiene porque ser un contexto marginal o relacionado con un status económico bajo o despreocupado. Puede ocurrir en buenas familias muy preocupadas por sus hijos. El contexto patológico del que hablo tiene que ver con el ajuste a las necesidades del niño y con el diálogo y estilo de comunicación que se establece entre el niño y el adulto.
Está claro que con nuestras intervenciones terapéuticas o educativas  al evolucionar el niño tienden a cambiar también las interacciones que mantiene con los ambientes en donde vive y juega. Esto es porque al favorecer ese proceso de transformación el niño va adquiriendo nuevas competencias que le permitirán hacer nuevas peticiones de relación o ser distinto dentro del estilo relacional en el que se venía desarrollando.
Por ejemplo, un niño que era incapaz de manifestar su rabia tras una intervención en práctica psicomotriz si es capaz de exteriorizarla u otro inhibido ahora por el contrario busca la relación y el juego. Estas nuevas situaciones descritas pueden chocar con lo hasta ahora vivido por los padres y es que a veces los conflictos de los niños son los conflictos internos de sus padres. La dinámica familiar que llevaban instaurada en el tiempo era la que producía ese determinado comportamiento en el niño.
Digamos que un niño inhibido puede serlo entre otras muchas cosas porque dentro de las creencias de unos padres puede estar el ser obediente y no causar problemas, lo que llamaríamos un niño bien educado. Esta afirmación que no tiene nada de especial en principio si puede ser patológica en su puesta en práctica. No hace falta llegar al castigo, con la actitud e inundar al niño con mensajes “no” cortando cualquier iniciativa de acción podemos llegar a esa inhibición que tienen algunos niños de familias normales. Recordemos lo dicho al principio del artículo: no es cuestión de marginalidad o normalidad sino de la forma de comunicarse de la familia.
El contexto base es el familiar y después el escolar. Si los cambios en el niño no son bien vividos o comprendidos por los padres o profesores o estos mantienen una forma de comunicación inapropiada a la sensibilidad de ese niño  particular podemos retrasar su evolución o incluso mantener el síntoma y el bloqueo de la criatura.
Lo que me pregunto es por qué no actuar, si esto es posible o necesario,  también sobre los contextos próximos para producir un cambio global en la relación del niño con su mundo. Hablo de  instalar una coherencia en la forma de mirar al niño. Puede que no baste con que un profesional mire y atienda las necesidades profundas del infante porque lo óptimo sería instaurar esa mirada sanadora en los ojos de sus cuidadores.
Lo mismo que un profesional de la psicomotricidad ha desarrollado unas facultades de comprensión y actuación sobre el universo infantil quizás el trabajo individual psicomotriz deba acompañarse de una instrucción ajustada, en aquellos casos en los que se detecte un problema de comunicación, entre padres e hijos o entre niños y profesores.

domingo, 26 de octubre de 2008

El niño que fuimos y el niño que no fuimos

Los niños hacen y no hacen, juegan y no juegan, están y no están. Cada juego, cada sensación, cada emoción sentida o faltante va formándonos y todo eso a lo largo del tiempo se va sedimentando dando una tendencia a nuestra forma de ser.
Cuando uno se dirige a la vida o a la sala de psicomotricidad tiene que lidiar con aquellas ausencias o presencias que tuvo de niño. Al entrar en una sala psicomotriz toda esa maleta emocional que viene con nosotros puede estar compuesta de múltiples formas.
Los hay que la tienen repleta con ropas grises de abrigo para el invierno, otros de alegres colores para el verano,… algunos otros llevan un poquito de todo, hasta un arco iris multicolor capturado después de una tormenta.
¿Cómo es nuestra maleta? ¿Ordenada o desordenada? ¿Llena o con lo imprescindible? ¿Hay ropa elegante o unas zapatillas para andar por casa? ¡Hay tantas posibilidades!
En cada sesión que iniciamos este equipaje se abre y entonces si sabemos mirar hacia nuestro interior podemos ver aquello que nos acompaña. Quiero subrayar que también los vacios nos llenan.
Esas cosas que nos olvidamos en su día o que las circunstancias de la vida no permitieron vivirlas siguen con nosotros de una forma o de otra y ahora quizás no lo vemos porque están en forma de carencias, en el vacío de eso no vivido o de mal vivido, pero todo ello forma parte de nosotros y con ese ropaje particular investimos o permanecemos en la sala.
Cuando trabajamos sacamos nuestra mejor de las intenciones pero salimos a escena con las sensaciones que almacenamos en nuestro inconsciente y con nuestras defensas. Defensas que también acompañan a nuestro estado de ánimo. ¿Hoy que me pongo? : ¿Camiseta de tirantes o jersey de cuello alto? He sentido un poco de frío. ¿Quizás un plumífero impenetrable a cualquier mirada en el que estar calentito y muy a gusto?
Aquí está el peligro, hace falta sentir con cierta precisión el frío o el calor que vivimos y experimentamos para saber la temperatura de la sala y de nuestros niños. En la sala nuestra piel sentida es nuestra mejor prenda porque es importante tener una emoción y una vivencia compartida ya que ésta se convierte en un principio maravilloso para llegar a una comunicación plena:
Cuerpos que sienten, cuerpos que comparten, cuerpos que se ajustan para entenderse. La comunicación es tónica muscular incluso cuando hablamos o intelectualizamos. Y lo maravilloso de las maletas es que podemos aprender a hacerlas y deshacerlas.
De ahí la gran importancia del autoconocimiento, la aceptación y la supervisión cuando hace falta. Al unir las “pieles” aumentamos el área de nuestros sentimientos y de nuestros conocimientos.
Gracias Juan Cruz y gracias Miguel. Hoy he podido escucharos de piel a piel.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Desarrollar capacidades


Hay personas que tienen grandes capacidades y ese es el caso de Nerea Iturgaiz. Me encontré con ella en un curso de diseño de páginas Web y se sentaba a mi lado. 

Casi todos los días con gran paciencia me explicaba las cosas que aunque elementales, a mí me costaban un montón.  La ilustración que he puesto en esta entrada la hizo un día con gran rapidez, le bastaron unos golpes de ratón y acabo dejándome boquiabierto. Es solo un borrador así que imaginaros lo bien que puede dibujar, yo que he podido ver algunas de sus páginas Web no he visto diseños más bonitos y mejor hechos. 

Bien cuando trabajamos con personas sean estas adultos o niños hay dos cosas que tenemos que tener presentes y son el tiempo que les dedicamos y la perseverancia en las metas que nos hemos propuesto. 

Pensemos que la capacidad para realizar una tarea tiene mucho que ver con las veces que ensayamos ese conjunto de acciones que nos llevan a terminarla.

 Llegados a este punto vemos que para hacer cualquier cosa nos servimos de nuestro cuerpo como principal herramienta para realizar nuestras acciones. 

He de matizar que para un psicomotricista mente y cuerpo forman una unidad. Lo uno repercute en lo otro. Entrenar el cuerpo es entrenar la mente y viceversa. 

Os pongo un ejemplo, cuando un niño se sube a una espaldera, se quita los zapatos, hace un puzzle o se abrocha una bata está realizando complejos cálculos para aprender a utilizar la fuerza justa y necesaria o la coordinación ojo mano para que su cuerpo interactúe de manera exitosa con el mundo y esos objetos que le rodean.

Si por nuestros miedos a que se hagan daño, falta de tiempo o por falta de paciencia no dejamos que los niños perseveren en sus intentos de subir, bajar, saltar, vestirse, construir o destruir,… entonces no podrán poner en práctica sus potenciales capacidades. Está claro que hablo de dejarles hacer y de jugar en ambientes seguros si se sube a una barandilla el no ha de ser rotundo.

A lo que me refiero es cuando les sobreprotegemos o por el contrario les abandonamos a su suerte. En estos casos les secuestramos las posibilidades de ensayar las habilidades que necesitan para ser autónomos y sobre todo les impedimos los intentos de conseguir logros. Algo muy importante para que se conviertan en personas seguras y con buena autoestima.

Desde esta situación tan sutil de prohibir demasiado, de inhibir los intentos de los chicos o de lanzarlos sin cuidado a todo tipo de acciones moldeamos sin darnos cuenta unos tipos de personalidad que pueden repercutir luego en la escuela y en su vida de adulto. 

No hablo del temperamento que es más genético y cada persona nace con uno sino de rasgos que son fijados a través de la educación recibida, de la relación con los otros. 

Observando uno se da cuenta que hay niños que prácticamente no se mueven, quizás porque les riñen cuando lo hacen: “¡estate quieto!”, “¡no subas allí!”, “¡bájate!”, etc. Circunstancias que cuando no son ajustadas impiden el desarrollo psicológico y motriz del niño.

Por otro lado hay niños que no saben pararse y por lo tanto no progresan en otras dimensiones, son niños a los que no se les ha parado y ahora son incapaces de transitar con atención y tranquilidad en determinadas tareas.

Si queremos desarrollar las capacidades de los niños debemos acompañar con sabiduría, dejando hacer o conteniéndolos cuando no saben hacerlo. 

El contexto que nos rodea es decisivo. Como ejemplo de lo que os digo, con la dedicación y la paciencia que me dio Nerea, la profesora y mis compañeros ahora seguramente por fin sea capaz de conjuntar mejor los colores y las formas en las páginas Web que haga.

Un saludo y gracias a todos mis compañeros.

domingo, 21 de septiembre de 2008

El universo adecuado


Imagínense un lugar donde pueden hacer  lo que más les guste, un lugar donde tengan libertad y las cosas que necesitan. Un terreno donde no hay nada que temer porque la seguridad es lo primero y donde además están con sus mejores amigos.  

Desde que entran en ese sitio hay una persona especializada que vela por que ustedes estén  a gusto y seguros y que además cuida de que tengan lo que necesitan para que vayan creciendo y madurando con placer. 
En este espacio del que les hablo suelen florecer las felicitaciones y los halagos así como los límites, pero donde a la vez no son juzgados ni castigados arbitrariamente y esto es porque les comprenden sus miedos y valentías, sus fantasías y realidades, sus dificultades y talentos.
En este universo del que yo les hablo les valoran sobre todo su presencia como seres únicos y especiales, les miran sus dibujos, sus juegos y todas sus producciones con gran interés y cariño. 

No me dirán que no es como estar en el cielo. Pues eso es precisamente una sala de psicomotricidad relacional para los niños. Un espacio donde son libres para jugar a lo que más les guste, con gran cantidad de materiales con los que imaginar a ser bombero o bombera,  vaquero o vaquera, príncipe o  princesa, pirata, superman, spiderman, tortugas ninja,... 

A donde yo les quiero llevar es a un espacio en el cual las colchonetas, las espalderas y los bloques de gomaespuma son montañas que escalar, abismos que saltar, cabañas que construir, batallas que librar y tesoros que descubrir. Lugares donde se disfruta del cuerpo con volteretas, balanceos o caídas sobre mullidas colchonetas.

Déjenme explicarles que todo eso es un lugar donde hacer y hacerse como persona, un lugar donde sentir y aprender a sentir porque cuando los niños tienen ese medio ambiente especialmente diseñado y equilibrado, libre pero con normas, entonces favorecemos el que se desarrollen con armonía. 

Jugando y en relación con los otros consiguen aumentar su confianza en sí mismos, en sus capacidades y posibilidades  puesto que poco a poco por sí mismos van conociendo y poniendo a prueba su cuerpo y su mente.

En ese ambiente que vengo contándoles, día tras día con sus sentidos relacionarán conceptos mientras los viven: alto, bajo; izquierda, derecha;  delante, detrás;  cerca, lejos; grande, pequeño, etc. 

Todo será analizado y memorizado a través de sus músculos, su piel, sus emociones, su vista, su oído, equilibrio,…

En definitiva eso y mucho más es lo que ocurre en el universo adecuado que con mimo y unas directrices especiales crean los psicomotricistas relacionales. 

¿Será entonces cierto que los niños sueñan con salas de psicomotricidad?

lunes, 25 de agosto de 2008

La psicomotricidad que practicamos es un continuo aprendizaje


Llevo unos días repasando mis anotaciones sobre las sesiones de psicomotricidad que he realizado este año. Estos apuntes son para mí de gran valor para reflexionar sobre nuestra práctica y sobre el desarrollo de los niños.

Entre mis notas también tengo apuntes de otros grandes profesionales porque en nuestra profesión hay un enorme valor añadido que es la gran suerte de poder ser observado por otro psicomotricista en nuestro lugar de trabajo. A lo largo de este año he podido visitar a dos psicomotricistas además de colaborar con quien fue mi maestro en la universidad.

Entre estas visitas he aumentado la profundidad de mi mirar y es que la mirada del otro cuando es respetuosa y no juzgadora hace de espejo en el que mirarnos para saber quiénes somos y que hacemos, cuales son nuestras dificultades y fortalezas; así desde esta mirada conciliadora recibir consejos y críticas es una de las formas más sanas de crecer en nuestra práctica.

Tengo ahora en mis manos la descripción de una de mis sesiones por parte de una compañera. Y siento una gran satisfacción por la de cosas que puedo aprender a través de su forma especial y única de ver lo que ocurre en la sala. Son detalles vistos desde fuera, con perspectiva, con mirada reposada y educada en la práctica psicomotriz.

Con sus anotaciones sobre la mesa me hago esta pregunta: ¿Por qué es tan importante un grupo de estudio o un compañero de trabajo? Pues porque todo lo que pasa en la sala es relación. Relación entre niños, adultos, espacios y objetos. Es un universo propio con sus leyes y códigos, es la forma de estar en el mundo, de verlo y sentirlo. Y en su variabilidad e inmensidad es difícil abarcarlo todo.

En cada sesión danzan los cuerpos y danzan las emociones, y en ese baile cada hecho es interpretado emocionalmente por su observador. Un niño interpreta una conducta de otro como una invitación amable a jugar y juegan, otro mira a la sala y decide que es más divertido estar con su ser construyendo una torre, etc.; mientras el psicomotricista observa con detenimiento la especial forma de comunicarse de cada uno.

Pero dentro de la sala en su actuación nosotros somos un elemento más de relación y sujetos por lo tanto a las leyes de situación y emoción. Sometidos a la situación física: cuando uno está en la plataforma de salto no puede estar en la otra punta de la sala; y a la situación contextual: un conflicto puede haberse iniciado en un momento que no miraba el psicomotricista perdiendo entonces para nosotros el hilo argumental de su historia generativa. Todo ello además aderezado de nuestras emociones y la de los niños.

Por estos motivos la psicomotricidad que practicamos es un continuo aprendizaje y ajuste a nuestras limitaciones. Una necesidad de entender la intención del otro, de reflexionar sobre la vida íntima que le hace ser como es y responder ajustadamente con calma y con acierto a sus necesidades de realización. Esa es una de nuestras tareas, por eso no debemos tener miedo a ser analistas analizados.

Las supervisiones son necesarias porque aprender es enseñar y enseñar es aprender. Una vez que dos personas se comunican se modifican el uno al otro, por muy sutil que parezca o no nos lo parezca. En cada sesión nos construimos y nos reconstruimos como personas y es un proceso participativo, es un feedback constante con todos los elementos que están en juego.

En esta esfera un psicomotricista que nos mire nos ayudará a ver a donde no llegamos con nuestras lentes, nos llevará luz sobre esos puntos ciegos que todas las personas poseemos. Por todo esto no me cabe duda que la gran ventaja de nuestra disciplina en sus procesos de mejora es y debe de ser su dinamismo, su apertura hacia el entendimiento, la crítica y la observación recíproca.