"Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo". Benjamín Franklin
Para prevenir hay que educar |
En la actualidad los decretos que regulan la Atención Temprana recogen la idea del apoyo mutuo y coordinación de los sistemas de salud, educación y servicios sociales.
No obstante, todavía rezuma cierta componente clínica y rehabilitadora, necesario para algunos casos, pero que no se ajusta con las nuevas tendencias en Atención Temprana y que apuestan por un modelo inter y transdisciplinar, pero también más educativo en la intervención directa, ya que el aspecto más potente es la prevención y esta se consigue mejor con un enfoque educativo a la familia y al entorno.
Hasta ahora, en lo que he visto en los centros de Atención Temprana, por sus recursos y tipo de formación de sus profesionales, el tratamiento se hacía al niño, se atendía en el despacho a la familia y eran escasas las intervenciones sobre el entorno.
En mi provincia, el decreto aprobado en el 2016 recoge muy bien el espíritu del Libro Blanco de la Atención Temprana, y hace hincapié en las familias y su participación en las sesiones de intervención. Cuestión que hace cambiar radicalmente muchas de las intervenciones que se hacían hasta ahora y que descuadra a algunos profesionales que no trabajaban de esa forma.
A menudo los profesionales dan a las familias respuestas que recordar en lugar de enseñar a resolver problemas. Muchas de las charlas y pautas de los psicólogos clínicos y otros profesionales se dan sentados en las sillas de un despacho. Son recomendaciones de libro de psicología abstractas y en el vacío: “A este tipo de niños les viene bien...”. Y el problema es que esto no suele funcionar, porque esas recomendaciones se hacen sin ver cómo son las casas, los horarios y las rutinas de las familias con sus inconvenientes e imposibilidades. Sin ir a los lugares donde los padres y los niños tienen dificultades para ver realmente los espacios, los objetos y las personas que tienen para ayudarse, es muy difícil ser eficaz. Los consejos y las intervenciones se vuelven más significativas y tranquilizadoras cuando son aplicadas en los contextos donde se tienen los problemas. En esos contextos reales el profesional va a ver que él también tiene problemas al intentar aplicar sus propios consejos. Y por eso hay que saber readaptarlos o cambiarlos por cosas que funcionen para esa familia en concreto.
Desde hace un tiempo hay un movimiento de cambio en Atención Temprana, porque los objetivos del psicólogo o el profesional no son los objetivos de la familia. Y es fundamental no solamente escuchar a la familia sino darle protagonismo en las decisiones sobre sus hijos. El modelo clínico, sin querer, da una superioridad del saber a los profesionales que hace que los padres se vuelven dependientes y pasivos a lo que diga el experto, estos padres cogen miedo, se parapetan detrás de la etiqueta diagnóstica y no hacen nada si el experto no dice o recomienda.
Otro de los problemas añadidos al experto en psicología es que está limitado por la Escuela Psicológica que siga, muchas de ellas incluso no científicas: psicoanálisis, Gestalt, constelaciones familiares, humanista, ...
La psicología terapéutica actualmente es un berenjenal y cada psicólogo le dice una cosa distinta a las familias provocándoles dudas y sentimientos de culpabilidad por no haber acertado con su hijo. Imagínense: van a un psicólogo cognitivo-conductual y les dice una cosa, van a otro y les dice lo contrario porque son psicoanalistas freudianos o lacanianos, van a un tercero y al ser terapeuta familiar sistémico otra cosa distinta, ¿tú como madre o padre qué piensas? Pues que no sabes quién es el que anda más acertado porque no entiendes de esas cosas o que has perdido el tiempo e incluso has podido dañar o retrasar la evolución de tu hijo. No es buena solución ir de psicólogo en psicólogo hasta que encuentro el que me va bien en Atención Temprana, porque el tiempo juega en contra del niño.
Y el tiempo y cómo se emplea es lo más importante. Como dos horas a la semana en un gabinete no es nada con respecto a toda la semana metido en una Escuela Infantil o todas las tardes con su familia en su casa; creo que se necesita que los profesionales de los Servicios Sociales y de Educación tengan más relevancia que el modelo clínico. (Aunque luego todo el mundo diga que es multidisciplinar, actualmente no lo es y el modelo clínico tiene más peso al dar diagnósticos y etiquetar. Diagnósticos que van unidos después a presentar informes para generar recursos).
Un error que el Decreto de Atención Temprana tiene que solucionar son las profesiones que ha asumido para los centros de Atención Temprana: Psicomotricidad, Psicoterapia, Fisioterapia, Logopedia y Trabajo social. Solamente son estas las elegidas para los centros de AT y parece que solamente a estas se les va a exigir una formación especial en Atención Temprana.
Reza así el decreto: "Además de la cualificación correspondiente a su disciplina, contarán con una formación especializada en Atención Temprana, o experiencia especializada".
Desde mi punto de vista hay profesiones más claves que otras para la intervención, por su rol preventivo y educativo, y que tienen que adquirir conocimientos básicos de otras disciplinas a través de un máster o curso habilitador de Atención Temprana:
No obstante, todavía rezuma cierta componente clínica y rehabilitadora, necesario para algunos casos, pero que no se ajusta con las nuevas tendencias en Atención Temprana y que apuestan por un modelo inter y transdisciplinar, pero también más educativo en la intervención directa, ya que el aspecto más potente es la prevención y esta se consigue mejor con un enfoque educativo a la familia y al entorno.
Hasta ahora, en lo que he visto en los centros de Atención Temprana, por sus recursos y tipo de formación de sus profesionales, el tratamiento se hacía al niño, se atendía en el despacho a la familia y eran escasas las intervenciones sobre el entorno.
En mi provincia, el decreto aprobado en el 2016 recoge muy bien el espíritu del Libro Blanco de la Atención Temprana, y hace hincapié en las familias y su participación en las sesiones de intervención. Cuestión que hace cambiar radicalmente muchas de las intervenciones que se hacían hasta ahora y que descuadra a algunos profesionales que no trabajaban de esa forma.
A menudo los profesionales dan a las familias respuestas que recordar en lugar de enseñar a resolver problemas. Muchas de las charlas y pautas de los psicólogos clínicos y otros profesionales se dan sentados en las sillas de un despacho. Son recomendaciones de libro de psicología abstractas y en el vacío: “A este tipo de niños les viene bien...”. Y el problema es que esto no suele funcionar, porque esas recomendaciones se hacen sin ver cómo son las casas, los horarios y las rutinas de las familias con sus inconvenientes e imposibilidades. Sin ir a los lugares donde los padres y los niños tienen dificultades para ver realmente los espacios, los objetos y las personas que tienen para ayudarse, es muy difícil ser eficaz. Los consejos y las intervenciones se vuelven más significativas y tranquilizadoras cuando son aplicadas en los contextos donde se tienen los problemas. En esos contextos reales el profesional va a ver que él también tiene problemas al intentar aplicar sus propios consejos. Y por eso hay que saber readaptarlos o cambiarlos por cosas que funcionen para esa familia en concreto.
Desde hace un tiempo hay un movimiento de cambio en Atención Temprana, porque los objetivos del psicólogo o el profesional no son los objetivos de la familia. Y es fundamental no solamente escuchar a la familia sino darle protagonismo en las decisiones sobre sus hijos. El modelo clínico, sin querer, da una superioridad del saber a los profesionales que hace que los padres se vuelven dependientes y pasivos a lo que diga el experto, estos padres cogen miedo, se parapetan detrás de la etiqueta diagnóstica y no hacen nada si el experto no dice o recomienda.
Otro de los problemas añadidos al experto en psicología es que está limitado por la Escuela Psicológica que siga, muchas de ellas incluso no científicas: psicoanálisis, Gestalt, constelaciones familiares, humanista, ...
La psicología terapéutica actualmente es un berenjenal y cada psicólogo le dice una cosa distinta a las familias provocándoles dudas y sentimientos de culpabilidad por no haber acertado con su hijo. Imagínense: van a un psicólogo cognitivo-conductual y les dice una cosa, van a otro y les dice lo contrario porque son psicoanalistas freudianos o lacanianos, van a un tercero y al ser terapeuta familiar sistémico otra cosa distinta, ¿tú como madre o padre qué piensas? Pues que no sabes quién es el que anda más acertado porque no entiendes de esas cosas o que has perdido el tiempo e incluso has podido dañar o retrasar la evolución de tu hijo. No es buena solución ir de psicólogo en psicólogo hasta que encuentro el que me va bien en Atención Temprana, porque el tiempo juega en contra del niño.
Y el tiempo y cómo se emplea es lo más importante. Como dos horas a la semana en un gabinete no es nada con respecto a toda la semana metido en una Escuela Infantil o todas las tardes con su familia en su casa; creo que se necesita que los profesionales de los Servicios Sociales y de Educación tengan más relevancia que el modelo clínico. (Aunque luego todo el mundo diga que es multidisciplinar, actualmente no lo es y el modelo clínico tiene más peso al dar diagnósticos y etiquetar. Diagnósticos que van unidos después a presentar informes para generar recursos).
Un error que el Decreto de Atención Temprana tiene que solucionar son las profesiones que ha asumido para los centros de Atención Temprana: Psicomotricidad, Psicoterapia, Fisioterapia, Logopedia y Trabajo social. Solamente son estas las elegidas para los centros de AT y parece que solamente a estas se les va a exigir una formación especial en Atención Temprana.
Reza así el decreto: "Además de la cualificación correspondiente a su disciplina, contarán con una formación especializada en Atención Temprana, o experiencia especializada".
Desde mi punto de vista hay profesiones más claves que otras para la intervención, por su rol preventivo y educativo, y que tienen que adquirir conocimientos básicos de otras disciplinas a través de un máster o curso habilitador de Atención Temprana:
- Enfermeras/os y matronas a domicilio.
- Trabajadores y educadores sociales que acudan a domicilio.
- Maestros y educadores infantiles.
- Auxiliares de aula.
¿Por qué digo esto? Porque la Atención Temprana no es solamente el desarrollo del niño con dificultades, se trata también del desarrollo completo de la familia. La atención al niño sin el bienestar y desarrollo de la familia no tiene sentido, porque sin un mínimo bienestar de la familia es muy dificil que haya buenos cuidados y resultados.
Para llegar a tener una Atención Temprana realmente efectiva no basta con tener un equipo interdisciplinar clínico rehabilitador. Es primordial el empoderamiento y formación del cuidador principal del niño y que los padres sean capaces de provocar cambios en su vida diaria. Y eso se hace a través de las personas que más horas pasan con los padres y con los niños. Los padres tienen que aprender a interpretar las conductas y los pequeños avances de sus hijos e identificar y aprovechar las oportunidades naturales de aprendizaje, aprendiendo a OBSERVAR y a crear un mejor VÍNCULO con ellos. También hay que enseñar a los padres algo de psicología del desarrollo y aprendizaje infantil.
Por eso es necesario crear una formación en Atención Temprana que habilite para formar a las familias en sus domicilios, los parques y los centros escolares. Las intervenciones en un despacho no sirven porque hay que acompañar a los padres hasta que desarrollen las conductas ajustadas que necesitan para atender a sus hijos. Es un entrenamiento educativo en competencias a los padres, los padres tienen que saber cómo hacer. No es terapia a los padres o al niño. Si un padre o un niño necesita terapia psicológica sería un sub-apartado de la intervención educativa principal.
En la Atención Temprana no deben ser los profesionales clínicos o terapeutas los protagonistas, porque los padres y los maestros son mucho más importantes como agentes de cambio que cualquier terapeuta por bueno que sea. La formación a padres, maestros y auxiliares debería ser nuestra prioridad. Y la Atención Temprana debería entrar como asignatura de gran entidad dentro de los planes de estudio de magisterio infantil y en los de Técnico Superior de Educación Infantil y Técnico Superior en Integración Social.
No puede ser que por falta de información y formación un maestro o un auxiliar tenga miedo por un niño con una etiqueta diagnóstica y diga "yo es que no soy psicólogo" y se inhiba en la atención a ese niño cuando precisamente es la persona referente para ese niño y con el que va a pasar muchas horas. Tenemos que dar seguridad a esos profesionales educativos para que ayuden a esos niños de la mejor forma posible. Y además sabiendo que nada menos que un 10% de la población infantil podría presentar trastornos en su desarrollo. Lo que implica que aunque no quieran van a tener que atender a niños con trastornos, detectados y no detectados, durante toda su vida laboral.
Finalmente voy a proponer un plan de estudios sobre lo que debería tratar un buen máster en Atención Temprana para profesionales clínicos, sociales y educativos, y al que deberían tener acceso los grados universitarios y los técnicos superiores de formación profesional:
1. Módulo de
ubicación:
-
Libro Blanco de la Atención Temprana. Legislación y
organización de la Atención Temprana en las distintas comunidades
españolas. Derechos de los niños y de la familia. Tendencias en
Atención Temprana en España, Europa y otros países.
- Población susceptible de intervención y contextos de riesgo: biológico, psicosocial, familia y escuela. Signos de alarma, factores de riesgo y de protección en el desarrollo infantil. Prevención primaria (a toda la población), secundaria (colectivos de riesgo) y terciaria (reducir el daño mediante el tratamiento y la rehabilitación). Inmigración y enfermedad mental.
-
Programas y modelos de intervención familiar y educación para la salud. Las necesidades de las familias de hoy en día. Medición social de los apoyos familiares formales e informales.
-
Las distintas capacidades de adaptación familiar al entorno y las consecuentes diferentes formas de actuación con los padres: intervención en el domicilio, grupos de padres y madres, puntos de encuentro, redes comunitaria y centros de Atención Temprana. Las crisis familiares: fases de negación, rabia, aceptación y duelo. Parejas que se separan. Maltrato infantil y violencia de género.
-
Generación de entornos competentes por el profesional de
Atención Temprana y centrados en la familia, el niño y la escuela.
La familia como parte activa y que toma decisiones en la
intervención.
-
Atención Temprana en Educación Infantil (intervención dentro del colegio).
-
Distintas concepciones de la infancia y de la socialización. Cómo son las costumbres y la cultura familiar en otros países. Qué es normal o cuáles son sus expectativas según su procedencia. Inmigrantes de primera, segunda y tercera generación.
-
La entrevista: cómo recoger información y cómo comunicar las noticias.
-
Sistema de aptitudes relacionales y su encaje con la psicología conductual. Análisis funcional de la conducta y aplicación de las técnicas de modificación de conducta.
-
La labor de los auxiliares y Técnicos en Educación
Infantil e Integración Social en el aula.
-
Roles de los distintos profesionales en Atención Temprana, los especialistas en Atención Temprana deben saber cómo y por qué trabajan como trabajan los: pediatras, psiquiatras, psicomotricistas, psicólogos, fisioterapeutas, logopedas, trabajadores sociales, educadores sociales, maestros y auxiliares de educación. Herramientas utilizadas por estos profesionales.
-
Trabajo en Equipo multidisciplinar. Coordinación y organización del trabajo entre distintos profesionales e instituciones. Evaluación y derivación desde Sanidad, Servicios Sociales y Educación. Evaluación médica, psicológica, social y educativa. Plan de Intervención, su documentación y comunicación a los padres y a otros profesionales.
-
Servicios sanitarios. Protección prenatal y perinatal.
Embarazo, parto y seguimiento postnatal. Prematuros. Intervención
en problemas de la conducta infantil. Trastornos de la alimentación,
el sueño y los hábitos. El uso de fármacos en la infancia.
Maltrato y abuso infantil, su detección y protocolos de actuación.
Problemática de las adopciones internacionales y nacionales.
Intervenciones específicas en TEA, TDAH, discapacidad intelectual o
sensorial (auditiva, visual, etc.), alteraciones neurológicas o
metabólicas, trastornos motores y del lenguaje y la comunicación,
parálisis cerebral, epilepsia, trastornos de ansiedad, dificultades
de aprendizaje, altas capacidades, psicopatía y otros trastornos
graves psiquiátricos, etc. Intervención en enfermedades raras.
Pluridiscapacidad. Ayudas técnicas y nuevas tecnologías.
-
Traumatización vicaria, burnout y depresión de los profesionales en Atención Temprana. Formación de auto-conocimiento, supervisiones de caso y cuándo pedir ayuda por traumatización vicaria o problemas personales.
-
El fracaso en la intervención.
-
La metodología observacional en la Atención Temprana. Técnicas de observación y registro en vídeo para el análisis. Pruebas de evaluación infantil generales y específicas. Medidas de calidad en el entorno familiar. Estudio de casos prácticos con familias, redes comunitarias de colaboración y centro educativo.
-
Criterios de calidad en Atención Temprana. Psicología del
desarrollo. Neuro-biología. Mitos de la neuro-plasticidad, la
estimulación temprana y la neuro-educación. Tratamientos altamente
populares pero sin evidencia. Intervenciones basadas en la evidencia
científica. Conocer las bases de la investigación, metodología y
análisis de datos. Saber diseñar un proyecto de investigación en
Atención Temprana.
7. Módulo de prácticas
-
Prácticas en contextos naturales para los niños, rotación
por las distintas unidades de intervención.
- Trabajo de investigación en Atención Temprana.
Hola,
ResponderEliminarSin muchos rodeos: me ha encantado. ¡Ojalá que los que deciden te hagan caso! Si por mi fuera...
Un plan de estudios muy potente. ¿Me avisas cuando este en marcha, e?
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