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martes, 13 de enero de 2015

Estudio de la familia y sus relaciones

El doctor en psicología Félix Loizaga Latorre está realizando una investigación sobre los vínculos familiares. Se trata de un cuestionario que se contesta por Internet y se tarda alrededor de 20 minutos en responderlo. 

Se busca que participen el máximo número de personas, de cualquier edad o nivel cultural. Han participado ya más de 400 personas pero se  necesita llegar a 1000. 
Podéis colaborar a través de este enlace:

Enlace directo:

Blog del profesor Félix Loizaga:

Muchas gracias a todos por la colaboración.

viernes, 2 de enero de 2009

Psicomotricidad y familia


"Cada familia debe ser una escuela donde los padres y los hijos puedan reflexionar y aprender juntos". (Anónimo)
En la psicomotricidad educativa y terapéutica trabajamos con niños, con su ser y con sus posibilidades.  Desde nuestra posición profesional tratamos de favorecer cambios en las emociones y en sus dificultades.
Pero los niños no lo olvidemos,  forman parte de contextos particulares  y allí es donde ponen a prueba sus capacidades y expresan sus afectos siendo favorecidos por el clima adecuado o por el contrario dañados o marcados por unos contextos más o menos disfuncionales o patológicos para su crecimiento psicológico.
Quiero aclarar que un contexto patológico o disfuncional no tiene porque ser un contexto marginal o relacionado con un status económico bajo o despreocupado. Puede ocurrir en buenas familias muy preocupadas por sus hijos. El contexto patológico del que hablo tiene que ver con el ajuste a las necesidades del niño y con el diálogo y estilo de comunicación que se establece entre el niño y el adulto.
Está claro que con nuestras intervenciones terapéuticas o educativas  al evolucionar el niño tienden a cambiar también las interacciones que mantiene con los ambientes en donde vive y juega. Esto es porque al favorecer ese proceso de transformación el niño va adquiriendo nuevas competencias que le permitirán hacer nuevas peticiones de relación o ser distinto dentro del estilo relacional en el que se venía desarrollando.
Por ejemplo, un niño que era incapaz de manifestar su rabia tras una intervención en práctica psicomotriz si es capaz de exteriorizarla u otro inhibido ahora por el contrario busca la relación y el juego. Estas nuevas situaciones descritas pueden chocar con lo hasta ahora vivido por los padres y es que a veces los conflictos de los niños son los conflictos internos de sus padres. La dinámica familiar que llevaban instaurada en el tiempo era la que producía ese determinado comportamiento en el niño.
Digamos que un niño inhibido puede serlo entre otras muchas cosas porque dentro de las creencias de unos padres puede estar el ser obediente y no causar problemas, lo que llamaríamos un niño bien educado. Esta afirmación que no tiene nada de especial en principio si puede ser patológica en su puesta en práctica. No hace falta llegar al castigo, con la actitud e inundar al niño con mensajes “no” cortando cualquier iniciativa de acción podemos llegar a esa inhibición que tienen algunos niños de familias normales. Recordemos lo dicho al principio del artículo: no es cuestión de marginalidad o normalidad sino de la forma de comunicarse de la familia.
El contexto base es el familiar y después el escolar. Si los cambios en el niño no son bien vividos o comprendidos por los padres o profesores o estos mantienen una forma de comunicación inapropiada a la sensibilidad de ese niño  particular podemos retrasar su evolución o incluso mantener el síntoma y el bloqueo de la criatura.
Lo que me pregunto es por qué no actuar, si esto es posible o necesario,  también sobre los contextos próximos para producir un cambio global en la relación del niño con su mundo. Hablo de  instalar una coherencia en la forma de mirar al niño. Puede que no baste con que un profesional mire y atienda las necesidades profundas del infante porque lo óptimo sería instaurar esa mirada sanadora en los ojos de sus cuidadores.
Lo mismo que un profesional de la psicomotricidad ha desarrollado unas facultades de comprensión y actuación sobre el universo infantil quizás el trabajo individual psicomotriz deba acompañarse de una instrucción ajustada, en aquellos casos en los que se detecte un problema de comunicación, entre padres e hijos o entre niños y profesores.

lunes, 3 de noviembre de 2008

La educación terapéutica


"Lo trágico surge a partir de la acumulación de lo insignificante." (Anónimo)
La institución escolar como la conocemos actualmente es una escuela unidimensional hacia el conocimiento. Pese a los intentos de integración en ella solamente los más capaces para su sistema de enseñanza son premiados para avanzar por sus etapas.
A mí me gustaría otro tipo de escuela. Una considerada como el lugar donde intentar dar oportunidades a todas las personas mediante su educación emocional.
Es una tarea difícil porque los condicionantes genéticos, sociales, económicos o físicos nos limitan. Pero quiero ir más allá, desde la perspectiva que alumbro sanidad y educación han de confluir.
Afirmo esto porque la escuela es un lugar privilegiado para detectar problemas y dificultades no solamente de aprendizaje sino también relacionales, de salud física o mental, familia, etc.
Como bien dice el catedrático de psiquiatría y presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, Enrique Baca: “El ambiente nos influye desde el mismo momento de la concepción. Posteriormente es la acción y relación con la familia primero y en el sistema educativo después los que afectan de manera más directa en la modulación de la salud mental del individuo,…”
Visto así la escuela infantil ha de ser una escuela completa de salud y sus profesionales maestros especializados en detectar, derivar y saber afrontar en el día a día los problemas de desarrollo psicológico. Creo que lograremos una sociedad mejor cuando eduquemos para el equilibrio psíquico y emocional del individuo y de la sociedad por encima del primar tener muchos conocimientos adquiridos.
Estaba hace poco leyendo la definición de salud de  la Organización Mundial de la Salud. Este organismo la define como "un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedad".
Con solo leerla uno se da cuenta de la utopía de conseguir un estado continuo de completo bienestar. Pero no nos engañemos, si  no tratamos de intentar dar ese bienestar a los niños, aunque esten bien cuidados en los momentos clave del desarrollo infantil, no conseguiremos ni acercarnos de lejos a este objetivo de educar para la Salud.
Para esto falta un largo camino en el que hay que preparar y dotar de recursos a maestros, profesores y educadores en una nueva concepción más global del ser humano donde se tenga en cuenta el universo psicológico en su infinidad de variaciones. En mi opinión hemos de ir avanzando hacia la psicoeducación.
Lo importante es no quedarse en la superficie de los problemas y cambiar las estructuras de aprendizaje actuales. Pienso que nuestra disciplina, la psicomotricidad relacional, tiene y tendrá una importancia crucial para caminar por este nuevo camino.