“Cuando se está enamorado, comienza uno por engañarse a sí mismo y acaba por engañar a los demás. Esto es lo que el mundo llama una novela”. Oscar Wilde
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Solamente queremos oír nuestras ideas |
Todos tenemos una teoría sobre cómo educar a los niños o cual es la mejor terapia. Y todo el mundo echa la culpa de como somos a la educación recibida. A la mínima de cambio se espeta: la culpa es de los padres o del maestro o de los abuelos.
Esto simplemente es un auto-engaño, una novela disfrazada de su propia solución. El primer gran engaño es pensar que la educación cambiará el mundo. Nos servimos de esta idea para mantener el locus de control interno, la sensación de que podemos cambiar las cosas, y que solamente depende de nosotros. Pero reducir cualquier problemática a solamente una cuestión de educación es un acto de reduccionismo extremo y falaz que hace muchísima gente.
Todos nosotros, los ricos del primer mundo, hemos ido a la escuela: unos a escuelas “libres”, otros a escuelas públicas, otros a escuelas privadas y religiosas. Pero a pesar de haber vivido experiencias muy distintas no acabamos pensando como nuestros profesores o nuestros padres querían.
Maestros o padres autoritarios no hacen personas autoritarias, ni los padres o maestros democráticos hacen personas democráticas. Nuestras intervenciones simplemente acompañan a la diversidad humana. Siempre habrá personas autoritarias y democráticas, honestas y deshonestas.