“La explicación es un error bien
vestido”. Julio Cortázar
Existen preguntas como la de qué
es más importante, si los genes o el ambiente, pero esta es una pregunta
trampa. Los genes y el ambiente están entretejidos enmarañadamente.
Hay personas que piensan que los
genes no tienen nada que hacer en nuestra vida ya que la educación que nos dan
los padres y la escuela es lo importante y está por encima de la herencia
genética. Estas personas quizás tienen la necesidad de creer en la ilusión de
control y huir como de la peste de hipotéticos determinismos. Otras personas,
en cambio, piensan de forma contraria y aceptan una inmovilidad, incluso con
estoicismo, es ese: “no me extraña, lleva los genes de su padre”.
Lo que a veces no comprenden, ni
unos ni otros, es que tanto lo cultural como lo genético se comunican y pueden
ser ambos en interrelación determinante o no. Con el nivel de conocimiento
actual no se puede desligar genes-conducta-sociedad. Todo va en el mismo
paquete haciendo más difícil o más fácil las intervenciones preventivas,
educativas, terapéuticas y sociales.
Aunque el enfoque bio-psico-social
está extendido, muchos hacen más hincapié en lo social. Es como si el
pensamiento humano negara lo biológico porque se le escapa. Cualquier exceso de
variables intervinientes abruma y por lo tanto se reduce a lo social, algo que
es más manejable mentalmente; porque el ser humano es social y eso, en cierta
manera, es un mundo más cercano y entendible como actuable.