“Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo, un país es rico porque tiene educación. Educación significa que aunque puedas robar, no robas. Educación significa que si tú vas pasando por la calle, la acera es estrecha, y tú te bajas y dices disculpe. Educación es que, aunque vas a pagar la factura de una tienda o un restaurante, dices gracias cuando te la traen, das propina, y cuando te devuelven lo último que te devuelvan, vuelves a decir gracias. Cuando un pueblo tiene eso, cuando un pueblo tiene educación, un pueblo es rico. O sea, en definitiva, la riqueza es conocimiento y sobre todo un conocimiento que le permite el respeto ilimitado por los demás”. Antonio Escohotado
Leyendo un artículo sobre qué hace a las madres con niños menores
de 3 años felices en más de 30 países europeos, he observado las
contradicciones con los estudios previos y lo fácil que es sacar
conclusiones que luego se utilizan políticamente para tomar
decisiones que no ayudan a las personas como deberían.
Es curioso que el aumento de guarderías y centros infantiles por la
incorporación de la mujer al trabajo no deja de crecer por una
necesidad de dejar con alguien a los niños mientras se va a
trabajar, pero que no tiene por qué hacer a muchas mujeres más felices ni sentirse más auto-realizadas.
Con niños muy pequeños parece que ni las guarderías ni los
permisos de maternidad tranquilizan del todo a muchas madres. Quizás porque la sociedad va contra un
instinto que se presenta de múltiples formas, y además como sospecho, que no se da el número de opciones
adecuadas a cada situación familiar particular.