jueves, 3 de noviembre de 2011

Charla de Myrtha Chokler (con vídeo)


Actualización. Ya disponible el vídeo de la conferencia:


 
 

 
2 parte Myrtha Chokler, Motricidad espontánea... por Psicomagister

Mañana viernes 4 de noviembre la Doctora  Myrtha Chokler estará con nosotros de 11:30 a 13:00 en la sala de conferencias de la Biblioteca Central de la Universidad del País Vasco. Leioa 

La charla tiene el título de: "La motricidad espontánea en la infancia".

Mirtha tiene un enorme currículo y aquí pongo sólo algunas de sus capacitaciones:  
  • Doctora en Psicología  y Doctora en Fonoaudiología.
  • Especialización en Psicomotricidad en la Facultad de Medicina de París (Pitié -Salpetrière)
  • Licenciada en Psicomotricidad Educativa, Facultad de Educación Elemental y Especial, Universidad Nacional de Cuyo.
  • Dirige la Carrera de Posgrado de Especialización en Desarrollo Infantil Temprano de la Universidad Nacional de Cuyo
  • Jefa Técnica del Área de Atención Temprana del Desarrollo Infantil de la Dirección General de Escuelas, Dirección de Educación Especial de la Provincia de Buenos Aires. 




lunes, 3 de octubre de 2011

La transformación de la persona en psicomotricista: la formación personal


“La vida es un constante proceso, una continua transformación en el tiempo, un nacer, morir y renacer”.  Hermann Keyserling 

Cuando nos empezamos a formar en la Práctica Psicomotriz iniciamos un camino que conlleva la modificación permanente en la manera de percibir y sentir a los niños, a los adultos y a nosotros mismos. Aucouturier ya nos decía que la formación personal tiende al cambio de la persona y André Lapierre que sólo se puede intervenir eficazmente y sin riesgos sobre la personalidad del niño habiéndose explorado anteriormente a sí mismo. 

Este proceso exploratorio no tiene vuelta atrás e implica unos beneficios y también ciertos problemas que hay que saber ir solucionando gracias al soporte de los formadores y otros psicomotricistas con los que durante este camino estrechamos lazos.

La relación de acompañamiento simbólico entre el psicomotricista y los niños sabemos que favorece la expresión de los fantasmas, los miedos y los sentimientos de ambos pues el juego es la expresión primaria del inconsciente.  Por eso se trabaja de forma especial estas cuestiones en la formación personal. 

En la sala de psicomotricidad llevar a cabo acciones aunque sean simbólicamente nos obliga a enfrentar el deseo, la angustia y el miedo y a sentir esas cargas emocionales. Todas esas acciones simbólicas provocan un cambio en la mente a la vez que avanza una modificación en el sistema nervioso y neuronal del psicomotricista en formación. 

El trabajo personal introspectivo de lo sentido y en relación corporal con los demás es un trabajo muy especial ya que potencia las capacidades empáticas y de observación atenta de las más mínimas expresiones emocionales del otro a través del cuerpo y sus producciones. Esta escucha atenta provoca que se produzca con mayor facilidad una imitación inconsciente de las posturas y expresiones faciales.  Gracias a este mecanismo fisiológico y mental, y si funciona bien, entendemos con facilidad como se sienten las personas. 

Digamos que existe una sincronía instintiva y genética de los estados afectivos y por lo tanto del sistema nervioso autónomo propio con el de los demás.  La neurociencia dice que cuando las personas copian la postura emocional de los otros somos más propensos a compartir los mismos sentimientos. Si alguno quiere hacer la prueba de cómo nos influimos corporalmente los unos a los otros le propongo que observe como al estar con otras personas nos acompasamos en los ritmos y posturas. Por ejemplo: con la respiración, el ritmo del paso al andar, el nerviosismo, el estado de alerta, las expresiones faciales, la risa, con el bostezo… 

Traduciendo: el eco postural y las emociones son muy contagiosas y nos influyen aunque no queramos y los psicomotricistas somos profesionales que trabajamos especialmente con las emociones. No conozco otra profesión en la que se necesiten tanto estas capacidades tan desarrolladas, quizás tan solo se acerquen los psicoterapeutas.

Por esto, el impacto en la estructura de la personalidad es notable; y existe debido al entrenamiento corporal en sentirse y sentir a los otros, cierta fragilización personal en consonancia con la mayor capacidad adquirida de sintonizarse emocionalmente con la emoción del otro. El otro ahora se nos presenta distinto, nos atraviesa y nos lleva a acercarnos a él. En definitiva, nos transforma porque hemos aprendido a ser maleables, dúctiles y sintonizarnos en sus necesidades más básicas afectivas. A esto hay que sumarle nuestro estilo de apego y el de los otros que también asoma por estas nuevas formas de relación para intentar acoplarse. Todo resuena por estar con el otro en búsqueda de sintonía y reparación.

Con la educación sistemática de la atención plena en la participación afectiva el cerebro se especializa en buscar e intentar adivinar los sentimientos de los demás para ajustarse empáticamente y así proporcionar una base compartida y compresiva de las necesidades de los otros. Todas las cualidades naturales de empatía que ya tenemos de nuestra historia personal y educativa, previas a la formación en psicomotricidad, son fuertemente multiplicadas al convertirnos en profesionales de la atención sutil y consciente.

En este proceso instructivo se vivencian tantas emociones que para muchos supone el replanteamiento de su pasado y de su futuro.  Al verse con cierta perspectiva dentro y fuera de las sensaciones y poder sentir en los ejercicios prácticos quienes son, cuál es su forma de relación actual con sus semejantes, y cuál fue su historia de niños, sus conflictos infantiles, los sentimientos de culpa no resueltos, los deseos insatisfechos o prohibidos, las tensiones agresivas, la sexualidad, la seducción, los celos, las emociones reprimidas, las resistencias, las proyecciones, las pulsiones, los mecanismos de defensa, malestares, tensiones, el amor y el odio…

Ante todo esto surge lo inevitable: un conjunto de fases de ajuste, de etapas de maduración psicológica y asimilación, que se dilatan en el tiempo y del que no somos conscientes hasta que pasa un tiempo, a veces años. El psicomotricista necesita tener un cuerpo que diferencia las sensaciones propioceptivas de las que vienen de fuera y de una estructura mental analizada porque nuestra historia previa está ahí, con nosotros, interfiriendo en nuestra vida afectiva y relacional.

En este camino que han elegido aquellos que quieren ser psicomotricistas hay personas que a medida que ven, oyen y sienten se cuestionan tantas cosas que abandonan la formación por miedo a la fragilidad, otras que cambian el rumbo de sus vidas y otras que ahondan en el porqué de sus emociones y vidas provocando rupturas o mayor acercamiento a sus parejas sentimentales. 

Cada cual necesitará su tiempo y su distancia, su estar consigo mismo para recomponerse, aceptar la fragilidad, equilibrarse y encarar las nuevas capacidades de ver y emocionarse que tienen sus nuevos ojos y sus nuevos cuerpos sensibles… 

Con la formación en Práctica Psicomotriz ya nada es como antes, nace una nueva persona sensitiva, delicada y preparada para atender a los demás. Pero también conlleva un lado a cuidar y es que al ser más fácilmente contagiado por los sentimientos de los otros es más fácil caer en el síndrome del “quemado” personal y profesional.  Además todos los días al enfrentar nuestro trabajo llevamos muy alto nuestra empatía y ajuste tónico a los niños y pacientes.

Absorbemos los sentimientos de los niños y sus dificultades, así como los problemas de sus padres y familiares, sumamos los nuestros, etc. Por lo tanto, es necesario saber modular la empatía a un nivel seguro para no perjudicar nuestra salud. Tenemos que ser capaces de expresar una emoción positiva a los otros a la vez que neutralizamos las emociones negativas de ellos. Y aquí está el problema. Como hemos explicado antes a pesar del entrenamiento en filtrar y poner la empatía a nuestro servicio esta conexión se puede saltar todos los filtros y afectarnos inconscientemente.  

Shindul-Rothschild dice que el 14% de los profesionales de la salud mental que trabajan con víctimas de trauma manifiestan niveles de estrés traumático similares a los experimentados por las víctimas de TEPT. Debemos tener claro que al trabajar con individuos muy estresados o con problemas se es muy vulnerable al aumento de la activación de nuestro sistema nervioso autónomo y de las narrativas no integradas.  Por lo tanto, el ser consciente en el aquí y en el ahora de nuestras sensaciones corporales, así como el de disponer de una red social de apoyo a nivel familiar y profesional  es vital para intentar protegernos.

Es comprensible que una vez que uno es traspasado con esta formación tan distinta a las demás se pregunta cómo es posible que no nos enseñaran esta forma de trabajar con los niños y con las personas en la universidad a la que fuimos y que nos tenía que preparar para trabajar con la diversidad y la inclusión.
  
Y entonces nos preguntamos por el sentido de todas esas horas estudiando teoría psicológica para estar “mejor preparados” ante las dificultades de aprendizaje y relación. Pero lo cierto es que ahora con lo que sabemos nos resulta difícil la forma de trabajar de nuestros compañeros “tradicionales” y la de otros profesionales de la educación y la psicología pues ellos no están tan afinados para la relación como aquellos que nos formamos específicamente en ello.

Gallese, Ferrari y Umilta (2002) lo resumen muy bien en esta frase:
“La empatía se basa profundamente en la experiencia que mi cuerpo ha vivido, y es esta experiencia la que nos permite reconocer directamente a los otros, no como cuerpos dotados de una mente, sino como personas idénticas a nosotros”. 

martes, 13 de septiembre de 2011

Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales

El Prof. Lic. Juan Mila Demarchi nos avisa de que ya es posible consultar libre y gratuitamente todas los números de la Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales.

Para acceder a las revistas tan sólo hay que ir a las siguientes direcciones Web y registrarse:

www.iberopsicomotricidadum.com

www.psicomotricidadum.com 



Nota: la Revista está abierta a opiniones, sugerencias y aportes. Si alguien está interesado en publicar algún artículo encontrará las instrucciones en el apartado de la revista: "Normas de publicación".

martes, 31 de mayo de 2011

S.O.S. LÓCZY. Ayuda para que no cierren el Instituto Lóczy

Tras la II Guerra Mundial, en 1946, la pediatra Emmi Pikler crea el Instituto Lóczy en Budapest, Hungría. A partir de su experiencia de trabajo con familias, desarrolla un abordaje educativo innovador con bebés y niños pequeños, víctimas de la violencia y de la separación, bien temporal, bien definitiva de sus familias. Al invitarles a desarrollar sus propias competencias a través de una relación llena de atención, de empatía, y de confianza, Emmi Pikler apuesta por cada niño, para que le sea posible construirse sintiéndose respetado en su persona y en su identidad, y poder abrirse interesado y activo, hacia los demás, el mundo y su propia vida.


La experiencia de Lóczy se basa en la práctica cotidiana de un “hogar para crecer”. Se trata de una práctica que sistemáticamente reflexiona hasta en su más pequeño y último detalle y eminentemente respetuosa con la dignidad, con el presente y con el futuro de los niños de 0-3 años de los que se ocupa en su integridad. Es por ello que constituye una fuente de reflexión inagotable para todos los profesionales de la primera infancia y una imprescindible referencia en la formación; un espacio de investigación sobre el niño y sobre las relaciones humanas. El Instituto Pikler_Lóczy es uno de esos extraordinarios lugares donde se respira y se aprende humanidad.

El 30 de abril de este año el Gobierno Húngaro ha cerrado la casa cuna para siempre pero el Instituto creía poder continuar con la guardería y mediante ella con su labor de investigación y formación. Según se ha sabido estos últimos días, la intención del Gobierno húngaro es otra, va a incorporar la guardería a una red privada y hacer desaparecer el grupo de trabajo. Por ello te pedimos mandar este mensaje:

Al Presidente, Viktor Orban: orbanviktor@orbanviktor.hu
Al Ministro de Administración Pública, Andras Levente: lakossag@kim.gov.hu

Dear President/Minister,

For the global importance of Lóczy Institute in education for children 0-3 years, please do not close it, and do what is in your hand to keep it as the only research and training center on early childhood raised without violence.

Thank you very much for your attention,


viernes, 6 de mayo de 2011

Educadores no reflexivos que sólo quieren educar


"Oír es precioso para el que escucha". Proverbio egipcio

La escuela quiere educar y se pregunta el qué y el cómo, pero nos falta investigar más el quién educa. El capital humano es el más importante y saber relacionarse escuchando la relación emergente entre dos personas o una clase entera debería ser lo más importante. ¿Para qué queremos saber tantas cosas si luego nos tratamos fatal?

La iatrogenia trata de los efectos positivos o negativos del actuar de los médicos y aquí, en este blog,  la utilizo como el daño ocasionado por el educador debido a la ignorancia, la impericia o la negligencia de sus actuaciones. Hablar de Educación es hablar de las relaciones entre el educador y los niños.  Por eso postulo que en la resistencia a la relación que necesita el niño, por parte del adulto, y que no olvidemos que surge del intento libre y natural del niño de aprendizaje autónomo, surge la iatrogenia negativa  educativa. Es el miedo a la libertad expresada del niño lo que intimida a muchos adultos que para no sentirse “desbordados” o “incómodos” ejercen el poder autoritario disfrazado de obediencia.

Ya sabemos que la labor de un educador es realmente difícil e importante. La mayoría de las veces son profesionales por vocación.  Pero hoy vamos a detenernos en esta cuestión que les cuento porque es muy importante. Hemos de tener claro que no todo está justificado por ser vocacional. Uno no es mejor profesional porque lo sienta así sino que ese sentimiento debe estar confrontado con unos resultados palpables  y un análisis concienzudo de por qué hemos elegido la profesión y cuáles son las motivaciones reales que apoyan nuestro trabajo. Además de unas cualidades psicológicas óptimas.

Hay infinitas razones para elegir las profesiones socio-educativas y socio-sanitarias pero también, a veces, detrás de estas decisiones se esconden necesidades afectivas no satisfechas,  idealizaciones e identificaciones curiosas,…

Con todo ese equipaje afectivo y emotivo, apropiado o no, que acompaña a todo el mundo, (no se preocupen en exceso, sólo lo necesario, ya que si fuesen perfectos no serían humanos. Lo importante está en saber reparar nuestros errores, si somos capaces de percibirlos). Después de esta digresión entremos ahora en un centro con sus muchos educadores, maestros, directores,… y las relaciones que se forman entre unos y otros dentro del clima organizativo. ¡Qué  difícil es convivir!  ¡Y cuántas limitaciones personales se esconden detrás de determinadas formas de actuar!

Muchas veces por no entrar en confrontamiento con los compañeros  pueden surgir amoldamientos a formas de hacer que no son adecuadas para el desempeño de nuestra profesión pero que se  aceptan  por múltiples motivos. Son los típicos: "Aquí funcionamos así", "Llevamos muchos años", "No dejes que los niños te tomen la mano y el brazo, con mano dura funcionan mejor",...

Ok, todas estas justificaciones están muy bien pero ahondemos en lo que pasa lejos de la enorme diversidad de concebir la educación y las formas de hacer. Si nos miramos, siempre hay algo más profundo que incide en nuestra forma de trabajar y que no se puede soslayar. A veces no basta con mirarnos y alguien tiene que mirarnos desde fuera, porque lo terrible es cuando los educadores fallan en la comprensión global de las situaciones que tienen delante en el ejercicio de su profesión.

 Aquí otra vez tengo que decir que somos humanos y nadie acierta al 100% pero hay que hacer una precisión: lo mismo que hay daltónicos, con su imposibilidad de distinguir algunos colores, y que todavía no saben que lo son;  también hay  personas que no son capaces de dotar del valor necesario a lo afectivo viendo tan solo el componente conductual de una manera aislada y al tratarse como objetivo principal y único el cambio de la conducta con respecto a sus metas deseadas, producen un destrozo de la relación.

En la labor de enseñar, la buena relación con el niño es siempre necesaria para conseguir los cambios actitudinales de una manera no desafiante o pasiva o traumática con ellos. Podríamos decir, como decía al principio del post, que existe una iatrogenia educativa inherente en toda relación humana. Ya que el aprendizaje, a mi entender, va envuelto en una relación especialmente privilegiada; porque para enseñar y para aprender uno tiene que cautivar la atención plena del otro. Debe de haber una relación de admiración recíproca entre maestro y alumno.

Y en este marco, lo bueno y lo malo de uno mismo viaja también hacia el otro. No se pueden dejar de aprender cosas buenas y cosas malas, ya que todo va en el mismo  paquete y el cómo somos  proyecta en el otro un como debería ser. Por eso lo importante es descubrir que va oculto en nuestras formas de relación.

He visto educadores apelando al principio de igualdad para sus actuaciones cuando la realidad es que nadie somos iguales. Todos somos únicos, con historias únicas y con formas únicas de afrontar el conocimiento, las relaciones, el estrés, la ansiedad, los premios, los castigos, la obediencia, la amistad,… la vida. Cuando antes comprendan esto antes dejaran de enarbolarse en justicieros de la igualdad comportamental.

He visto muchas veces que cuando la emoción no adecuada se adelanta a la relación se pierde la relación en favor de la emoción y en este punto, la emoción por lograr nuestros deseos, puede precipitar en la imposición junto a una emoción expresada y transmitida que puede ser difícil de controlar en sus efectos.

Después de todo lo explicado, lo que se ve es que el caballo de batalla es trabajar con estos educadores la mente empática  y la percepción de la situación corporal-emocional, aunque sabiendo de los límites de este aprendizaje, ya que no todas las personas llegaran a tener un desarrollo suficiente de la mente capaz de la participación afectiva en la realidad que afecta a los otros.

Si nos movemos en el ámbito de la educación infantil, la educación emocional sólo puede venir de personas altamente dotadas en experimentar las sensaciones y las emociones de los niños, siendo además capaces de devolverles una emoción adecuada,   a sus necesidades de establecer confianza en el otro que le cuida y forma  y que  les resulta  vital para su crecimiento.